¡HAYA PAZ!

“Orad por la paz de Jerusalén…”

(Salmos 122.6)

               “Haya paz dentro de tus muros” (Sal 122.7), celebra David en este cantico de degrados, a las puertas del Templo de Jerusalén. A la verdad, las palabras aquí se confunden. “Shalom” es “Paz”; “Shalwah”, “prosperidad”; y “Yerushalain” la “Ciudad de la Paz”.

               “Haya paz y prosperidad dentro de tus muros” (Sal 122.7). La bendición del Señor para las personas, para la ciudad, para la nación comienza de cada uno de nosotros.

               La construcción de la paz comienza en el corazón. De dentro de los “muros” interiores de cada uno de nosotros brota la paz verdadera – Aquella que produce frutos para aquí, paa ahora y para la Eternidad.

               Cada persona es responsable por su propia paz. La paz que exhala, que fluye de su propia vida: Del brillo de los ojos, de la belleza del rostro, y el dulce sonriso que ilumina, perfuma y encante, celebrando la gloria de Dios – ¡efecto de la presencia del Espíritu Santo!

               “Ríos de agua viva correrán de su interior” (Juan 7.38).

               Pero hay un precio a pagar para eso: Renuncia, quebrantamiento, humildad, rectitud y obediencia. Y soportar las contradicciones que el mundo nos impone. Por eso mismo Jesucristo dice: “En el mundo tendréis aflicciones, pero anímense, Yo vencí” (Juan 16.33).

               Paz en lo más íntimo del corazón. Paz en lo profundo del alma, donde nadie sabe y nadie ve. Paz con Dios, paz consigo mismo. ¡Arrepentimiento y perdón de sí y a si propio – y principalmente el perdón de Dios!

               Las naciones claman por la paz. Paz en la ciudad, paz en el campo, paz en los hogares. Paz para los niños, para los jóvenes y para los ancianos, los enfermos – y para los que sufren la amenaza de la muerte.

El clamor del mundo es por la paz.

Hasta en las iglesias hoy se clama por la paz. “Empéñate por alcanzarla” (1Ped 3.11b).

¡Haya paz dentro de tus muros, Jerusalén!

“YO SOY VUESTRA PAZ.”

Pr. Reuel Pereira Feitosa

Pastor Presidente de la Obra Peniel

Belo Horizonte, MG - Brasil

Traducción: Pr. Armando Mayta Capiona.