CONSOLACIÓN Y ESPERANZA - 18/08/2024

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CONSOLACIÓN Y ESPERANZA

“... Este nos consolará de nuestros trabajos,

Y de la fatiga de nuestras manos…

(Génesis 5.29)

 

La tierra estaba gimiendo como un ser herido. Desolación, espanto y miedo aterrorizaban la raza humana. Medio narcotizados, seguían su propio camino, olvidado la senda del Señor.

Surgió un hombre llamado Noé. Íntegro, recto y temeroso a Dios. Era justo y se destacaba entre sus contemporáneos (Gn 6.8). Y halló gracia en la presencia del Señor (Gn 6.7).

Dios usó Noé. Dios lo separó. Dios lo bendijo.

Siempre aparece un escogido. Alguien en quien el Señor se complace. Una persona de corazón quebrantado en medio de toda la confusión.

El mundo está perdido. La guerra se acerca de prisa. La aniquilación, el dolor y la muerte. Millares de personas viven desesperadas, y algunos tan cerca de nosotros. Allá en el fondo de cada corazón pesa la nube. Peticiones humanas, tratados, acuerdos y expectativas van desapareciendo.

Los amigos se desentienden; los hijos persiguen a los padres, los padres destrozan a los hijos. La traición viene en el bojo de las palabras, en los discursos elocuentes y hasta en las lágrimas. La hiel de la villanía opera disfrazado en las promesas deliberadamente sutiles, llenas de engaños.

Los “reyes” de la Tierra preparan la fuerza, la sepultura común ya está abierta para millares de hambrientos corriendo en busca de pan…

A la verdad, la muerte los espera, ansiosamente celebra. ¡Euforia!

Noé era un tipo de Cristo. Él prefiguraba las consolaciones del Espírito Santo.

En estos tiempos trabajosos (1 Tm 4.1-4) el único lugar seguro es dentro del “Arca de Dios”. Quien no se abriga en ella se ahogará en las aguas que van subiendo.

Cuando Noé “entró en el arca” (Gn 7.7) el libramiento lo alcanzaba, pero el juzgamiento de Dios atingía la humanidad… Y aquellas aguas crecieron e inundaron toda la Tierra (Gn 7.6).

Había consolación en el arca. Tranquilidad, esperanza y paz.

Todos nuestros trabajos, fatigas y luchas ciertamente son compensados por la seguridad, alegrías y garantías que el Señor nos da.

No importa los acontecimientos allá afuera, y hasta mismo el modo por lo cual seamos afectados.

“En el mundo tendréis aflicciones, pero tengan buen ánimo, yo vencí al mundo” (Juan 16.33).

El Espírito del Señor está sobre su Iglesia, en la vida de cada verdadero cristiano que anda en el camino del Señor y teme su Santo Nombre.

Dios te bendiga.

 

Pr. Reuel Pereira Feitosa

Presidente de la Obra y Ministerio Peniel

Belo Horizonte, MG/Brasil.

Traducción: Pr. Armando Mayta Capiona.