- 29/01/2017

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“... ¿Viste a quién procura mi alma?...»

(Cantares de Salomón  3.3)

El templo era grande y estaba lleno. Gente parada en los corredores,

ocupando la galería y otros espacios.

Mucha bulla, agito, luces y colores danzantes.

No era mi Iglesia. Aquel no era mi templo. Pero yo estaba allí buscando Alguien,

que yo mismo no sabía quién era.

-          Finalmente, ¿Dónde está Usted?

– me preguntaba. Millares de criaturas se

Encontraban por ahí. Corrían de aquí. Corrían de allí.

Mientras sonrisos extraños se observaban, y, a veces, hasta lágrimas.

Yo vi muchos rostros. Pero no encontré a quien necesitaba.

-          Fui a la casa de un cristiano. Entré. Todo arreglado, bonito y limpio.

Hasta fragancia de perfume y cuadro en la pared. Las músicas que “tocaban”

en nada inspiraban a ese Alguien que yo buscaba.

No agradaban. Estridentes, bulliciosas, repetitivas. Pura emoción y sensacionalismos.

-          Salí andando en mi carro por las calles. Alguien me paró.

Pidió mi credencial de conductor.

Me hizo bajar y me llevó hasta la esquina.

Cuando volví, mi carro ya no estaba allá. Y me dijeron:

-          Está allí, en aquel terreno. ¡No está en la lama!

La tarde llegaba acabado. Yo andando de aquí para allí.

En busca de ese alguien. ¿Quién sería?

La persona que yo buscaba no se encontraba en aquella Iglesia,

ni en la casa donde había ido, y mucho menos en las calles…

en las plazas, en los jardines, a la sombra de los monumentos,

en la puerta de los shoppings o en las esquinas de las avenidas…

Más tarde, ya animado, conversando conté parte de esta historia

de mi sueño a una persona amiga. Las otras partes vinieron después.

Y hasta entonces yo no sabía aún a quien estaba buscando.

Y la persona me respondió: 

-          ¡Usted estaba buscando Jesús!

Volví a pensar, y pensar en aquel sueño.

Y lentamente, fui descubriendo, ¡

que la persona a quien buscaba ya estaba hace mucho tiempo dentro de mí,

en Su Palabra y en la Fiel Iglesia de Jesucristo!

… Y no en las imitaciones de ahora que están ahí.

Deje Jesucristo habitar en su vida; Vívalo dentro de casa donde usted vive,

Y permita a Él ser el Señor de Su Iglesia.

Cristo está aquí. Ahora.

Dios te bendiga.

 (Textos: Cantares 3.1-4 y Juan 20.13c)

Pr. Reuel Pereira Feitosa

En 25 y 26 ene 17

B.Hte, MG – Brasil     

Traducción: Pr. Armando Mayta Capiona