“Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás,
es apto para el reino de Dios.”
(Lucas 9.62)
¿Dónde están tus ojos?
¿Dónde están tus manos?
Aquellos que lanzan mano en el arado
No miran cosas que quedaron atrás.
Arado de Dios,
Arado de los hombres,
Ambos tan serios,
Rehaciendo esperanzas e ilusiones.
Aquel que tiene el arado de Dios
Trae en sus manos la vida del hombre.
La semilla de Dios, la Palabra y el Espíritu,
Sembrando en el corazón, de lo Alto generan,
La revolución.
Vida que nace fuerte, resurge de la muerte,
Triunfa en los frutos-millares, de la tierra a los confines.
Manos en el arado, ojos en los cielos.
Si arden tus manos, y sangran tus ojos,
Mira adelante, ve
Las cosechas eternas en el reino del Padre.
El arado hace ser
La cosecha que es,
De la eternidad a la eternidad.
Pr. Reuel Pereira Feitosa
Traducción: Pr. Armando Mayta Capiona.