(Apocalipsis  3.20)

Convidados de honra siéntense a la mesa y disfruten de la hospitalidad de la casa. Ellos tienen acceso permanente. Y cuando llaman, a la puerta se abre deprisa.

Jesucristo es esta persona. Él siempre llega, nunca se atrasa. Jamás despresa un convite. Como un caballero – sin que eso fuese preciso – Él llama a la puerta, y espera.

Él nunca invade, no fuerza y ni se hace de rogar. Mas aguarda que abramos la puerta. Sólo entonces Él entra.

Cuando las puertas se abren para Jesús en nuestra vida, las cosas comienzan a cambiar rápidamente. El milagro de su presencia transforma todo a su vuelta. Los milagros van aconteciendo, y nosotros nos sorprendemos con los giros que Él provoca.

La finalidad de Él, la honra que nos concede, la postura, belleza y grandeza que imprime, transforma el mirar y la gracia de cada persona y el brillo de las cosas. Hasta el perfume del aire…

En la mesa el pan se va multiplicando, las comidas más simples se refinando y los sabores comunes sumiendo aires de refinada sofisticación.

Lo más importante, sin embargo, es que Él suavemente va cambiando los corazones. Las disposiciones del alma, la dureza de nuestros pensamientos y actitudes tiernamente van siendo trabajadas por Él.

Imperceptiblemente, Él va operando. Cuando nos damos cuenta, ya fuimos transformados y nos regocijamos con Él.

Toda la felicidad que soñábamos, la seguridad que buscábamos y la abundancia de que precisábamos se realizan. Entonces, quedamos deslumbrados.

Y, si por acaso Él haga mención de salir, rogamos deprisa:

-          Por favor, no se vaya. Quédese con nosotros, Señor. ¡Su cama está lista, el cuarto ordenado y la casa entera a disposición!

Cuando Él bate, abra la puerta deprisa.

Él quiere entrar, cenar con usted todos los días y jamás apartarse.

Escuche la voz del Espíritu Santo.

Dios te bendiga.

                                                                                                       Pr. Reuel Pereira Feitosa

Traducción: Pr. Armando M. Capiona

MISIONES GLOBALES PENIEL

PR. MAIKEL Y FAMÍLIA

RETORNARON A GUINÉ-BISSAU - ÁFRICA

El tiempo pasó rápido y nuestros queridos misioneros MAIKEL, KARINA y sus hijas ABENE LAURA y ANA BEATRIZ ya están de vuelta a Guiné-Bissau. Día 29, miércoles, siguieron para el campo. Su presencia y la palabra siempre inspiradora edificaron mucho a la Iglesia. Quedan con nosotros el desafío de interceder y apoyar esos siervos de Dios. Oremos en su favor. Que el Señor bendiga ricamente esa valiente familia misionera, con alud, alegría y disposición redoblada para esa nueva fase de vida y ministerio.

BENDICIONES EN PORTUGAL

¡La Obra en Europa siempre es desafiadora, pero Dios está operando! Peniel-Portugal ha encarado sus desafíos y luchado bravamente. Nuestra querida Prª Wanilda prosigue firme en el trabajo de evangelismo y discipulado. La Palabra ha sido anunciada para diferentes nacionalidades, dentro de Peniel en Lisboa: Portugueses, brasileros, nepaleses, cabo-verdianos y otros. Gloria a Dios. Que el Espíritu Santo continúe bendiciendo y haciendo prosperar el Campo misionero con muchos frutos, para gloria de Dios.

TODO ESTÁ BIEN...

EN  PENIEL SALVADOR - BAHIA

“Hace más de 20 años no llovía en Salvador, como ha llovido en estos últimos días”, nos dice el Pr. Edson Bego. Grandes fueron las pérdidas y perjuicios sufridos por la populación soteropolitana, sobre todo en la parte baja de la ciudad. La intensidad de las lluvias ha provocado fuertes deslizamientos, derrumbado casas, invadido los hogares y traído dolor al corazón de muchas familias. Sin embargo, “con el personal de nuestra Iglesia y con nosotros todo está bien”, afirma el Pr. Edson. Alabamos a Dios por los libramientos que el Señor ha concedido a sus siervos, en Peniel-Salvador. Levantemos un gran clamor a Dios a favor de la Iglesia y por toda la populación de la ciudad.

CLAMOR  POR  NEPAL

Cerca de ocho millones de personas fueron afectadas con el terremoto de 7,8 de magnitud, que alcanzó Nepal el día 25, sábado. Las autoridades ya contabilizan más de cinco mil muertos, millares de heridos y desabrigados sufriendo con el hambre, sed y enfermedades. la aflicción y desespero toman cuenta de ese pueblo sencillo.

Este pequeño país, enclavado entre la India y China posee relevo bastante montañoso e íngrimo, lo que favorece los deslizamientos de tierra y dificulta el acceso de los equipos de socorro.

Clamemos al Señor a favor de los nepaleses. Que mismo en medio al catástrofe ellos puedan encontrar esperanza y una oportunidad para una nueva vida con Cristo. En nuestra Iglesia en Lisboa, tenemos dos hermanos de Nepal. Oremos por ellos.

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Cultos, Predicadores, Testimonios, Presentaciones.

La alegría, la comunión, el movimiento del pueblo y las grandes bendiciones de Dios.

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